Nos hemos acostumbrado a vivir en el estres continuo de la gran ciudad. Rodeados de gente a todas horas, con grandes comodidades tecnológicas que acaban cansando y enganchando con un ritmo de preocupaciones a nivel personal y laboral que muchas veces te alejan del estado de felicidad primigenio. La monotonia del dia a dia te atrapa y a veces te das cuenta de que acabamos enganchándonos a todo aquello que nos imponen, como por ejemplo las redes sociales o el uso del teléfono móvil a todas horas, para cualquier actividad cotidiana.